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LOS OJOS BIEN ABIERTOS
Un discípulo le preguntó a su maestro:
- Maestro ¿cómo alcanzar la iluminación?
- Es muy sencillo, respondió el maestro. Para alcanzarla, es necesario que hagas exactamente lo que haces cada mañana para que el Sol se alce.-
¡¿…?!
Perplejo, el discípulo se rascó el cogote, preguntándose qué podía hacer él para que el Sol se alzara. Tras larga reflexión, llegó a la conclusión de que, en el fondo, no hacía estrictamente nada.
- Pero, entonces, ¿para qué estudiar caligrafía, kárate, kendo, tiro al arco, el arreglo floral, la preparación de bonsáis, etc, - le preguntó al maestro-, ¿para qué sirve?
- Pues para que, cuando el Sol se alce, tengas realmente los ojos bien abiertos.
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