LAS TENSIONES DE LA VIDA
Un maestro de meditación contó en cierta ocasión la historia de un hombre que no quería saber nada de las tensiones de la vida, de manera que se recluyó en una caverna a meditar día y noche para el resto de su vida. Pero no tardó en salir de allí, huyendo de la abrumadora tensión que le provocaba el sonido de las gotas de agua en la cueva.
Al menos hasta cierto punto, siempre habrá fuentes de tensión en la vida, pues no podemos evitar llevar con nosotros nuestra propia sensibilidad. Lo que necesitamos es convivir de modo distinto con nuestras fuentes de estrés. Cuanto más evitemos en nuestro cuerpo la estimulación, más enervante se hará la estimulación que quede.
La única forma de llegar a tolerar e incluso disfrutar del hecho de estar en el mundo es estando en el mundo.
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